Desanudaste mi deseo acariciando un momento de mi alma en plena oscuridad.
Prendiste velas por cada ausencia que no logré olvidar.
Le dimos paso a la incertidumbre.
El tiempo se quedó mirando siempre por detrás.
Fuiste un gran mago del espejismo.
Ya no soy yo, ahora eres tú
Pusiste nombre, le diste un orden
a todas esas voces que acosaron mi razón.
Te derramaste en mi desierto y me sacié de ti.
Hoy otro texto que he leído en un tablón de Tuenti y con el que me he sentido bastante identificada por algunos sucesos de mi vida:
Distancia. Palabra definida como el espacio que existe entre dos puntos.
En realidad, a nadie le gusta hablar de la distancia. Muchos dicen que es el olvido. Otros que hace la fuerza y la unión. Otros simplemente, creen que ni siquiera les afectaría. Nadie sabe realmente que significa esa palabra hasta que no la tiene en su boca. Hasta que no pierdes a alguien por culpa de unos kilómetros.
Que al fin y al cabo, son lo que son, distancia. A nadie le gusta estar lejos de quien quiere y menos con miedo a perderlo. Porque aquí no nos vale el típico, “nunca sabes que lo tienes hasta que lo pierdes” vendría mejor un “sabes lo que tienes hasta que llega la distancia y lo pierdes”. Seguramente muchos sabréis de lo que hablo.
Esa sensación, que no se realmente como explicarla. Algo de impotencia y tristeza. Distancia.
Sientes que tu lugar no es en el que estás, que necesitas verle, abrazarle. Te gustaría salir de tu casa y marcar 9 números en tu móvil y decir, “nos vemos en 5 minutos en tu portal”. Pero ¿Por qué no? Siempre es lo mismo, distancia.
Verle cara a cara, no solo escuchar su voz por teléfono. ¿Cuánto darías por tenerle una tarde? No se que duele más que la distancia. No se que es peor, un querer y no poder o un poder y no querer. Nunca entenderé de que sirve la distancia. Pero siempre te queda la esperanza de que algún día, aunque no sepas cuando, dentro de poco, le tendrás cerca, muy cerca, entre tus brazos. Y entonces, os reiréis.
¿De qué? Sí, de la distancia.
Por eso, cuando la gente pregunta ¿Qué es la distancia? Y contestan: espacio que existe entre dos puntos, siempre sonrío.
Si realmente supieras lo que es la distancia, nunca contestarías eso.
No dejamos atrás el cine ni el ballet, hoy otra recomendación cinematográfica muy digna de ser vista en cuanto tengáis un huequillo en vuestras ajetreadas vidas.
Puedo ser la mas ingenua, incluso la mas tonta, puedo aceptar que muchas veces peco de idiota, y que todo lo que me decian era verdad, pude equivocarme conscientemente y como duele saber que no sirvio de nada, como me encantaria poder ser yo quien me lo arrancara del pecho, quien lo sacara a patadas de mi cabeza, quien borrara su recuerdo para siempre, como me gustaria ser yo y no el destino quien colgara cuadros con otra fotografia que no sea la suya, quien destruyera los muebles que tocó, y ordenar todo , tal y como estaba antes de que llegara él a descolocarlo.
Odio su risa, sus palabras, sus gestos, odio que me hable como si nada, que reconozca sus errores, odio quererlo más cada vez que me falla.
Tiene el amor romántico la fragilidad de lo efímero, nace herido de muerte en su misma esencia, abocado a un final trágico, por eso se refugia lejos, donde la realidad ni siquiera puede rozarlo, en el mundo de lo idealizado, donde residen los sueños, donde los sentimientos siempre son elevados, donde su intensidad, esa que provoca felicidad que duele, no pueda hacernos daño.
Existe todavía el amor romántico, en cada historia de amor que nace, muriendo tras cada desengaño.