lunes, 24 de mayo de 2010

El palacio de la luna (Paul Auster) Fragmento

En cierto sentido eso altera la realidad de lo que experimenté. Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo.No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad.



viernes, 7 de mayo de 2010

ADVERTENCIA ( Felipe Benítez Reyes)

Si alguna vez sufres -y lo harás-
por alguien que te amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni le perdones:
deforma su memoria el rencoroso
y en amor el perdón es sólo una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.

Soporta tu dolor en soledad,
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor
está justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
sólo por el amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados mundos.

Así que cuando sufras -y lo harás-
por alguien que te amó, procura siempre
acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un precio
que no puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota,
agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su hermosura.

martes, 4 de mayo de 2010

EL DESAYUNO (Luis Alberto de Cuenca)

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.

Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.

Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».


domingo, 2 de mayo de 2010

Himno a la caridad (Corintios, 13)

Aunque yo hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que se retiñe.


Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviese tanta fe como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy.

Aunque repartiera todos mis bienes entre los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha.

El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; no ofende, no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia pero se alegra de la verdad.

Todo lo excusa. Lo cree todo. Todo lo espera. Todo lo soporta.

Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Pero el amor no acabará jamás.